Síndrome del impostor: cómo detectarlo y superarlo a la vez

8 minutos de lectura

¿Alguna vez te han felicitado por algo y lo primero que has pensado es: “si supieran la verdad…”? ¿O has sentido que todo lo que has conseguido ha sido por suerte, contactos o puro azar? Bienvenido (o bienvenida) al club. Se llama síndrome del impostor y, aunque no es nuevo, cada vez lo sufrimos más y lo hablamos menos.

El problema es que te sabotea por dentro: te hace dudar de ti, te bloquea y te impide disfrutar tus propios logros. Y da igual si estás empezando en tu carrera, si llevas años de experiencia o si ya lideras equipos: el síndrome del impostor no distingue niveles.

En este artículo vas a entender por qué aparece, cómo detectarlo (de verdad), qué tipos existen y sobre todo: cómo dejar de pelearte con esa vocecita que te dice que no eres suficiente.

Ah, y también veremos cómo puedes liderar con él sin perder autoridad. Porque sí, se puede. Vamos a ponerle nombre, cara y solución. Paso a paso 👇

Importante: Este artículo está hecho para ayudarte, no para distraerte. Cuando hagas click en algún enlace, déjalo en otra pestaña y sigue leyendo. Tu concentración es como una espada afilada. Si la usas bien, corta el ruido y te lleva al resultado que buscas.

También te puede interesar:

¿Qué es el síndrome del impostor y cómo te hace sentir?

No es que no tengas talento. No es que no te esfuerces. No es que no logres cosas. Es que, por algún motivo, cuando las consigues no te las crees. Parece que nunca es suficiente.

El síndrome del impostor es esa sensación incómoda y persistente de creer que tus logros no se deben a tu capacidad, sino a la suerte, a que alguien se ha equivocado contigo o a que, tarde o temprano, te van a “descubrir”.

En otras palabras: sientes que estás engañando a todo el mundo, aunque hayas trabajado duro para estar donde estás.

¿Por qué te hace sentir mal?

Porque te mete en un bucle muy tramposo:

Logras algo → no lo valoras → piensas que fue suerte → te exiges más → logras otra cosa → y vuelta a empezar.

Además:

  • Te hace rechazar elogios.
  • Te impide celebrar tus avances.
  • Te genera ansiedad anticipatoria (“¿y si esta vez sí se dan cuenta?”).

Y te deja agotado mentalmente, como si llevaras una máscara cada día. Además te desconecta de ti mismo. Y eso duele. Aunque te esfuerces más, el síndrome no se va. Porque el problema no es tu rendimiento: es la historia que te estás contando sobre ti.

Lo importante aquí es identificarlo a tiempo y empezar a desmontarlo. Y justo eso vamos a hacer en las siguientes secciones 👇

Cómo saber si tienes síndrome del impostor

Puedes estar viviéndolo sin saber que tiene nombre. Y lo curioso es que cuanto más competente eres, más probable es que lo sufras.

Veamos algunas señales claras. Si te reconoces en varias, puede que el síndrome del impostor te esté haciendo una visita.

Señales típicas del síndrome del impostor

Te cuesta aceptar cumplidos. Siempre respondes con un “bueno, no fue para tanto” o “tuve suerte”.

Te sientes como si fueras un fracaso. Aunque los demás te vean capaz, tú crees que te están sobrevalorando.

Tienes miedo a ser “descubierto”. Temes que, en algún momento, alguien se dé cuenta de que “no sabes tanto”.

Minimizas tus logros. Crees que lo que has hecho no tiene tanto mérito, aunque a otros les haya costado años.

Te exiges muchísimo. Te pones el listón muy alto para compensar ese “vacío” interno que sientes.

Compararte es tu deporte favorito. Siempre hay alguien que lo hace mejor, más rápido o más seguro que tú.

Te cuesta pedir ayuda. Porque piensas que deberías poder con todo tú solo.

Sientes que lo que haces nunca es suficiente. Incluso si te felicitan, tú te centras en lo que podrías haber hecho mejor.

¿Y qué pasa si lo dejas pasar?

Que sin darte cuenta, puedes: Aceptar menos oportunidades por miedo a no estar “a la altura”. Autosabotearte cuando estás a punto de conseguir algo grande. Desconectarte de tu propio talento y dejar de confiar en ti.

En definitiva: tu potencial se queda en modo avión. Y tú sigues dudando, mientras los demás te admiran (sin que tú lo entiendas). Es importante que no lo dejes pasar si quieres escalar tus proyectos.

De hecho, hay distintos tipos de síndrome del impostor. Y entender cuál es el tuyo puede ayudarte a gestionarlo de forma más eficaz. Vamos a verlos. 👇

Los 5 tipos de síndrome del impostor

No todos lo vivimos igual. Algunas personas lo sienten cuando fallan, otras cuando triunfan. Y otras incluso cuando no hacen nada…

Según la psicóloga Valerie Young, hay cinco perfiles de personas que experimentan el síndrome del impostor de forma distinta. Identificar cuál es el tuyo te ayudará a entender cómo te saboteas y por dónde puedes empezar a desmontarlo.

1. El perfeccionista

Mantra mental: “Si no lo hago perfecto, no vale” No celebras los logros, solo ves los fallos. Sientes que todo podría haberse hecho mejor. Te cuesta delegar porque nadie lo hará “como tú”.

Lo que hay detrás: crees que equivocarte te resta valor como persona.

Cómo desbloquearte: permítete acabar las cosas aunque no estén al 100 %. Hecho es mejor que perfecto.

2. El experto

Mantra mental: “No sé lo suficiente para hacer esto” Necesitas sentirte 100 % preparado antes de actuar. Sientes que te falta formación, incluso cuando eres el que más sabe. Te agobia que te hagan preguntas “difíciles”.

Lo que hay detrás: asocias tu valía a lo que sabes, no a lo que haces.

Cómo desbloquearte: recuerda: nadie lo sabe todo. Comparte lo que ya sabes y sigue aprendiendo en el camino.

3. El genio natural

Mantra mental: “Si me cuesta, es que no valgo para esto” Te frustras si no te sale a la primera. Te rindes rápido cuando algo requiere esfuerzo. Crees que deberías ser bueno “de forma natural”.

Lo que hay detrás: has crecido pensando que el talento es innato y no se entrena.

Cómo desbloquearte: aceptar que el progreso lleva tiempo no te hace menos válido, te hace más persona.

4. El individualista

Mantra mental: “Si necesito ayuda, es que soy débil”. Te cuesta delegar y pedir apoyo. Te avergüenza no poder con todo. Sientes que deberías ser autosuficiente siempre.

Lo que hay detrás: confundes independencia con aislamiento.

Cómo desbloquearte: aprender a pedir ayuda también es una fortaleza. Y nadie llega lejos solo.

5. El superhéroe

Mantra mental: “Si no lo hago todo (y bien), soy un fracaso”. Te exiges destacar en todos los roles: trabajo, familia, pareja, amigos… Te cuesta descansar sin sentir culpa. Necesitas demostrar constantemente que vales.

Lo que hay detrás: buscas validación a través del rendimiento.

Cómo desbloquearte: no tienes que demostrar nada. Tu valor no depende de tu productividad.

¿Con cuál te identificas? No tienes por qué encajar al 100 % con uno solo. A veces mezclamos rasgos de varios.
Pero saber cómo funciona tu autoexigencia te da una ventaja: ya no te pillas desprevenido.

Mini test: ¿Qué tipo de síndrome del impostor tienes?

Marca las frases con las que más te identifiques:

  1. “Me cuesta muchísimo aceptar un cumplido sin justificarlo o restarle valor.”
  2. “Siempre creo que necesito estudiar más antes de atreverme a dar una opinión o tomar una decisión.”
  3. “Si algo no me sale bien a la primera, me frustro y me cuestiono si valgo para ello.”
  4. “No me gusta pedir ayuda. Siento que debería poder con todo.”
  5. “Me exijo ser el mejor en todo lo que hago. No puedo fallar en ningún área de mi vida.”

Resultados:

Mayoría de 1 → Eres perfeccionista.
Te cuesta valorar tus logros porque solo ves lo que “podrías haber hecho mejor”.

Mayoría de 2 → Eres experto.
Crees que nunca estás lo suficientemente preparado, aunque sí lo estás.

Mayoría de 3 → Eres genio natural.
Piensas que si algo no es fácil para ti, entonces no eres válido para ello.

Mayoría de 4 → Eres individualista.
Tienes miedo de parecer débil si pides ayuda o muestras dudas.

Mayoría de 5 → Eres superhéroe.
Necesitas rendir al 200 % en todo momento y en todos tus roles.

Liderando con el síndrome del impostor

¿Cómo ser un buen lider, incluso cuando dudas de ti? Hay una cosa que nadie te cuenta cuando te ascienden, te dan responsabilidades o montas tu propio negocio: puedes liderar un equipo y, al mismo tiempo, sentirte insatisfecho.

Sí, el síndrome del impostor también ataca a los líderes. Y a veces con más fuerza, porque cuanto más alto subes, más miedo te da caer.

¿Cómo se vive el síndrome del impostor desde el liderazgo?

Sientes que no estás preparado para ese rol (aunque te lo ganaste).

Te aterra tomar decisiones porque piensas que no eres “lo bastante bueno”.

Evitas pedir ayuda a tu equipo por miedo a parecer débil.

Crees que tienes que tener siempre la respuesta correcta aunque por dentro estés dudando todo.

Te sientes solo. Porque todos esperan que tú seas el que motiva, el que guía, el que tiene todo claro.

Señales de que estás liderando con síndrome del impostor

Te disculpas constantemente, incluso por cosas que no dependen de ti.

Sientes que tu equipo confía más en ti de lo que deberían.

Te cuesta delegar porque piensas que “te van a descubrir”.

Reaccionas mal ante los errores porque crees que están confirmando tus inseguridades.

¿Cómo liderar con el síndrome del impostor?

Aquí no hay recetas mágicas, pero sí herramientas o tácticas que funcionan:

  • Habla claro sobre tus dudas: no se trata de hacer terapia en equipo, pero sí de ser honesto.
    Decir un “no estoy seguro, ¿lo resolvemos juntos?” puede abrir conversaciones muy potentes.

  • Pide feedback honesto: rodearte de personas que te digan lo bueno y lo mejorable te fortalece.
    Y lo más curioso: te ayuda a verte como ellos te ven.

  • Delega, aunque te cueste: delegar no es perder control, es crear confianza. Y si tienes miedo de que no lo hagan como tú… bienvenido al club. Así se aprende a liderar de verdad.

  • Reconoce tus logros: apunta en una nota tus decisiones acertadas, tus conversaciones difíciles que salieron bien, tus pequeños avances. Te sorprendería ver lo buen líder que ya eres.

¿Qué puedes hacer ahora?

Si has llegado hasta aquí, ya diste el primer paso: ponerle nombre a eso que sientes. Lo que te pasa, le pasa a muchísima gente. Gente brillante, sensible, comprometida. El síndrome del impostor no distingue personas, llega a cualquiera y en el momento menos esperado.

Así que no te castigues por sentirlo. Pero tampoco lo normalices como si fuera parte del precio a pagar por hacer las cosas bien.

Comparte este artículo con alguien que le pueda ayudar.

Escalar con formación
Compartir en redes sociales
NOTICIAS
Otras entradas relacionadas

Contáctanos para saber cómo podemos llevar tu organización al siguiente nivel usando tecnología de Microsoft

Contáctanos para saber cómo podemos llevar tu organización al siguiente nivel usando tecnología de Microsoft